Todo comenzó en 1865, cuando Jules Bel decidió fundar una empresa de queso tradicional (gruyere) en Orgelet, una ciudad pequeña de Jura, en Francia, en las colinas de los Alpes franceses con gran reputación por sus productos lácteos y sus quesos.
Inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial, Léon Belse reunió con la familia suiza de los Grafs, que se dedicaba a importar queso procesado desde Suiza a Jura durante la guerra.
Convencidos del potencial de este invento, Léon comenzó su propia marca con la ayuda de los Grafs.
En 1921, nacía el queso La vaca que ríe®.
En 1923, Léon Bel tuvo una inspiración y cambió el logo de la marca.
La vaca, que inicialmente estaba representada por el animal entero de pie, se redujo a una imagen de su cabeza dibujada por Benjamin Rabier.
Fue el impresor Vercasson quien le confirió el color rojo característico al dibujo de Rabier, y los rumores apuntan a que fue la mujer de Léon la que sugirió añadirle pendientes para darle un toque más femenino.
A lo largo del tiempo, la empresa, llamada Grupo Bel, se fue expandiendo por todo el mundo, comenzando en Reino Unido en 1929, seguida de Bélgica en 1933.
En los años 70, La vaca que ríe® comenzó su conquista por Europa del Este, África, Oriente Medio y Estados Unidos.
En los años 90, comenzó su expansión por Asia.
Abre la fábrica de La Vaca que ríe en Ulzama (Navarra). Llegan a España las porciones La Vaca que ríe.
Se lanza Palitos de La Vaca que ríe.
Tranchettes entra a formar parte del grupo BEL.
Se lanzan Queso&go, el snack para llevar.
Llega Merienders, la merienda completa para los niños.
Hoy en día, en torno a 10 millones de porciones se venden a diario en 136 países, lo que convierte a La vaca que ríe® en la cuarta marca de queso en el mundo. Sus 15 plantas producen el queso de La vaca que ríe® en 4 continentes.